Más de las tres cuartas partes de ellos permanecen, por tanto, en nuestro país sin beneficiarse de ninguna ayuda gubernamental.
Cabe señalar, sin embargo, que alrededor de 12.000 ucranianos registrados son menores de edad y, por lo tanto, acompañan a un padre, pariente o miembro de la familia. Esto significa que miles de ucranianos adultos se las arreglan solos.
Algunas de ellas están acogidas por una red de más de 5.000 ucranianos, que ya estaban en nuestro país antes de la guerra. Los demás son acogidos por voluntarios o se han organizado ellos mismos.
El hecho de que miles de ucranianos no soliciten plaza de acogida complica la ya de por sí difícil labor de las autoridades, porque entonces es necesario esperar a que se inscriban en el registro de extranjeros de la administración municipal donde se alojan para tener un rastro de su llegada a Bélgica. Su registro es también el punto de partida para cualquier asistencia social, integración y apoyo profesional.